Y en tiempos de crisis musical, como este en que el circuito comercial tiene al reguetón como rey, Guerra afirma que se la pasa oyendo a grandes compositores y arreglistas de jazz, y a clásicos, como “Bach, Beethoven, Mendelssohn, Tchaikovsky, en fin...”.
Claro que si tuviera que elegir a uno, se quedaría con Johan Sebastian Bach, “por la perfección de su obra, el dominio de la polifonía y la fuga y por llegar a la conclusión de que la finalidad de la música es exaltar a Dios”.
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